Volcanes de mi país. Asi de simple, un check más en el listado de mis metas 2022. Por mi trabajo he aprendido sobre metodologías para redactar metas, pero en este caso lo escribí de la manera más simple. No había comenzado a hacer nada en específico para acercarme a esa meta, pero cuando lanzaron la convocatoria para el Volcán Maderas me entusiasmé mucho y le conté a un amigo super atleta y me dijo, “te va a encantar”. ¡Con eso en mente, hice lo necesario para el registro a mi primer volcán!
Viajamos un día antes a la Isla de Ometepe y el reto dio inicio a las 4:10am del domingo. Comenzamos a subir y los primeros 2kms fueron durísimos. La presión y la humedad no ayudaban, apenas habíamos salido y sudábamos a chorros, y en las piernas empezaba a sentir la fatiga. Mi experiencia escalando volcanes es nula, e incluso dudé por un momento en poder terminar. El grupo fue realmente increíble, esto es una ventaja importante, ya que había una motivación en conjunto. Cada quién a su ritmo, pero si se sentía la compañía de los demás. JC liderando al grupo, Luis en medio y Julius al final. Por varios momentos se gritaban, “cómo van ahí”? , “todo bien”?, y nos deteníamos cada vez que alguien lo necesitaba.
Sin conocerlos mucho a nuestros 3 líderes, me sentía segura de la gira. De subida iba detrás de Luis y en algún momento él mencionó que había que pedirle permiso a la montaña, que esto era importante, no recuerdo la razón, ¡pero hice caso! Empecé a hablar en voz bajita con la montaña, le dediqué varios minutos, le di las gracias por permitirnos estar en su bosque, y le pedí permiso y protección a la vez para todo el grupo. No puedo explicarles lo bien que me sentí haciéndolo. Me quedé con la idea, y al día siguiente me fui a Google, y aprendí que el hecho de pedirle permiso a la montaña es una costumbre antigua y que se practica en muchas culturas del mundo en señal de respeto, y que muchos alpinistas lo hacen antes de escalar montañas. Suena loco, pero si lo pienso, podría creer que a veces puede no gustarnos que entren a nuestro hogar sin ser invitado.
Después de este momento, avanzaba en silencio, tranquila, concentrada y empezaron a fluir muchísimas ideas y sentimientos. ¡Sentí que había conectado conmigo, como que me estaba encontrando conmigo misma! y quería escribir!! Siii, en ese preciso momento quería escribir!! Iba con mis pensamientos y me sentía en una oficina creativa, fue un catalizador de emociones. Sin duda, encontré en la naturaleza inspiración y refugio.
Pasamos casi 4 horas hasta llegar a la laguna del cráter. Como dije antes, el camino comenzó muy empinado y entre más ascendíamos era más difícil por el lodo, lo resbaloso y porque en algunas partes nos tocó escalar en vez de caminar. Bajar a la laguna fue más exigente. Descender el volcán nos tomó casi el mismo tiempo que la subida, y se puso mucho más lodoso a medida que avanzó el día.
Ahora les comparto las lecciones que me traje de la montaña que pueden aplicarse a nuestras vidas.
1. Escucha las instrucciones de tu guía. JC, Luis y Julius fueron nuestros guías y nos apoyaron en cada paso del camino. Fueron sus consejos y recomendaciones desde la noche anterior lo más valioso. Recordándonos tomar agua cada cierto tiempo, comer caramelos, enseñándonos donde pisar, y nos mantuvieron juntos y nos llevaron a la cima! Déjense guiar por alguien que ya lo ha hecho antes para encontrar sus caminos.
2. Rodéense de las personas correctas. Todos sabemos que es muy importante rodearse de personas de las que podamos aprender. En mi caso, semanas antes me senté con Axel, chavalo apasionado y con mucha experiencia escalando montañas, y me compartió todo un listado de recomendaciones desde la ropa, zapatos, los alimentos y hasta de cómo llevar mi mochila. Yo no como mucho chocolate, pero Cinthya, también con experiencia siempre nos dijo que un snickers nos podía salvar la vida, así que MC compró sus guayabitas para llevar (este chocolate lo tolero un poco más). Cinthya también me ayudó en iniciar y parar el reloj, algo tan tonto pero que en el momento no sabía si era mejor pausar en la cima y comenzar de nuevo con el descenso, o simplemente pausar, pero reiniciar sobre la misma ruta. (¡Que enredo!)
3. Es tu pie, es tu piedra, es tu zapato. Desde un inicio sabíamos que Jurgen no llevaban zapatos de Trail. Claro que buscamos en diferentes lugares y con tiempo, pero no encontramos. Un día antes de irnos, me dijo: “ni modo, me tendré que ir con estos”. Iniciamos el sendero y Jurgen fue el primero en caerse, al ratito se volvió a caer, y así, se cayó “n” cantidad de veces. Esto me llevó a pensar que a veces en el camino de nuestra vida se nos meten piedritas en el zapato que nos hacen andar incómodos, y que lo más lógico es detenernos y sacarla, pero a veces preferimos dejarla ahí antes que detenernos.
Jurgen no tenía una piedrita, tenía un par de tenis que no le permitían avanzar bien, y tuvo que cargar con ellos por 13kms que naturalmente ya eran exigentes, por lo que para el supuso una exigencia mayor. En su caso no podía quitárselos, (o eso creo), aunque en algún momento mencionó esta posibilidad, pero nunca renunció.
Esta parte de la historia, me hace reflexionar que a veces llevamos un sinnúmero de cosas acuestas que nos dificultan que nuestro caminar sea más liviano y en paz. Podemos tener piedritas mentales como prejuicios y opiniones sobre la vida, nosotros y los demás, piedras emocionales que frenan nuestro desarrollo como personas; viejas creencias, límites imaginarios, o piedras en forma de malos hábitos, por ejemplo.
En definitiva, nosotros somos capaces de elegir cuanta carga llevar en nuestra mente y en nuestro corazón, esto me lo repite Javiera a cada momento. Que lindo sería aprender a soltar y quitar aquello que nos incomoda, quitar todas esas piedritas que se cuelan en nuestros zapatos y que nos quitan nuestra paz interior y el placer de vivir.
4. Ayúdense del entorno. Esto lo dijo Julius. Yo llevaba bastón de escalar que me ayudó muchísimo, sin embargo, en varios puntos tuve necesidad de agarrarme de ramas para no resbalar y aproveché pequeños chorritos de agua que corrían en el camino para limpiar mis manos. Mi traducción a la vida sería, que todo y todos estamos en constante movimiento y cambio, y de ahí la importancia de adaptarnos ayudándonos de nuestro entorno. Aprendamos viviendo el entorno: de personas, de experiencias de otros, de recursos a nuestra mano como libros, cursos, espacios creativos y de deporte, y todo aquello que para ustedes signifique crecer, y como dice Bruce Lee, debemos ser como el agua, que se adapta y toma la forma de lo que encuentra a su paso.
5. La bajada es a veces mas difícil. Me lo dijo Luis, la ruta es de ida y vuelta, y al regreso podemos creer que ya todo está hecho y nos confiamos, no sé si es por inercia o por las ganas de volver. De esto saco 2 cosas:
a. Si saben que algo no es su fuerte, llévenlo con calma: Siempre he creído que tengo algún problema en las rodillas, y tenía claro que no quería lesionarme, y sabiendo que la bajada no sería fácil, me tomé mi tiempo para dar cada paso, me enfoqué en eso, en mi propio ritmo y no en el de los demás. Aun así, me caí una vez en el lodo, pero, si te caes, ¡te levantas!
b. Cuando tengan una meta, no se distraigan: Confiada en que ya habíamos pasado el lodo, y con las inmensas ganas que tenia de escribir, me dije “poné tu música y anotá en el teléfono”. Saqué los audífonos y el celular de mi canguro, y eso significó mi segunda caída de la manera mas tonta, pero me hizo reírme de mi misma. Me levanté de nuevo, pero la vida es tan buena maestra que si no aprendes la lección te la repite mas de una vez. Confiada nuevamente, me distraje con el teléfono y me caí la tercera vez, por lo que repito: “manténganse enfocados en sus metas y no acepten distracciones”.
6. El lodo. (Le di muchas vueltas a esto). “Hay mucho lodo” fue lo que mi amigo me repitió más de una vez, y hasta que lo viví, lo creí. Traté lo más que pude de mantener mis manos limpias, en algún momento hasta me apliqué alcohol líquido (lo sé, mucha loquera de mi parte). Elegí no luchar en contra del lodo en mis zapatos y en mi licra (esto era inevitable), pero fue difícil aceptar verme las manos sucias, pero como dije antes, me ayudé del entorno, por lo tanto, primero consentí tener solo 1 mano limpia, pero llegó un momento en que me entregué al lodo como Peppa Pig, y acepté sin pelear mas que mis 2 manos estuvieran llenas de lodo. Para mi sorpresa, me llamó muchísimo la atención que por minutos tenía las manos lodosas, pero a los minutos el mismo lodo se secaba y se iba cayendo, y se repetía el ciclo. Me quedé maravillada con este detalle, y me lleva a la reflexión de que hay demasiado lodo por la vida para que nosotros mismos nos echemos más, mejor seamos de los que nos apartemos ese lodo pero sin hacer resbalar a los demás.
Escalar el Volcán Maderas me dio aprendizajes muy valiosos. Después de esta experiencia, re afirmo el privilegio de estar vivo, de estar sano, de tener agua caliente, un techo, familia, amigos y muchas otras cosas que a veces damos por sentado. Me siento afortunada de haber tomado el reto, y no dudo en seguir anotando volcanes y montañas para seguir aprendiendo de la vida a través de la naturaleza. La vida no es distinta a la montaña. Todos estamos subiendo nuestra propia montaña, es un viaje de subidas y bajadas y para llegar a nuestras metas nos toca recorrer un largo camino en el que a veces queremos rendirnos porque nuestros pies están cansados y húmedos, pero tenemos que elegir nuestro propio camino y seguirlo. Seamos fiel a nuestros ideales, rodeémonos de personas con corazones que sumen, no nos atoremos en el lodo, ¡aprovechemos el tiempo y no dejemos de soñar porque los sueños nos mantienen vivos! Llenemos nuestra mochila de la vida con los mejores ingredientes para ser refugio, protección y alimento para los demás, asi como lo es la Montaña para la flora, fauna y para nosotros los seres humanos.
Agradecida por tan linda experiencia al lado de personas increíbles!
Me atrevo a preguntarles… ¿Cuál es la montaña más difícil de sus vidas? Pero, como dicen por ahí…
“Si la vida te da limones… pide sal y tequila”.
“La vida no se trata de esperar que pase la tormenta, se trata de aprender a bailar bajo la lluvia”.
¿Cuál otra frase se saben ustedes?