Mas que entrenar los músculos, este año he sentido mucho amor propio a través del ejercicio.
Adolescente empecé el gym con la Carol y Edgar .
En la universidad, Oreana se
convirtió en mi gym partner y pasamos unas buenas horas en spinning, ritmos y
pesas. Con Jurgen, recuerdo cuando corríamos en el parque del reparto a las
4am, para luego ir al gym, y regresar apurados a casa para alistarnos y llevar
a Sophia al colegio.
Con el embarazo de Jurgen Andrés tuve que
guardar mucho reposo, y ahí empieza el período en el que dejo de ejercitarme.
En el 2018 se manifiesta mas mi ansiedad: escenarios catastróficos en mi imaginación, preocupación extrema por lo que no puedo controlar, sobre pensar las cosas, etc En Julio 2020, empieza mi insomnio.
Un día, recuerdo a mi mamá preocupada decirme…
¿Cómo podés tener depresión teniendo 2 niños chiquitos que cuidar, que amar y
que necesitan a su mamá bien y feliz?
(¿Las mamás casi siempre tienen la razón
verdad?)
Esa pregunta, y con un poco de introspección, me dije: “tenés que ayudarte”, y típico lunes 30 de noviembre (hace 1 año exactamente) decido retomar el ejercicio. Empecé muy motivada. En el camino, he acompañado a Jurgen a competir en Ciclismo, vi una competencia de Diana Marín y esta mujer es puro fuego, vi nadar a Magaly con tremenda habilidad, esporádicamente hice boxeo con Tania y Yettie nos abre las puertas en Mottiva y he sido feliz las pocas veces que he podido ir.
La motivación no es la misma todos los días,
pero si siento la disciplina de hacer esto por mí.
En abril 2021,
me da por empezar a correr, sin saber absolutamente NADA de esta disciplina. Me
tiré por primera vez sin miedo, y es hasta septiembre que experimento sin saber
“el runner’s high” El Oxford Dictionary lo define como "una sensación de
bienestar o euforia que resulta del ejercicio físico, especialmente de
correr". Me lanzo nuevamente sin miedo a correr mis primeros 5kms en
carretera, con mis hijos y Jurgen de escoltas, luego 6 kms con la Diana, luego
otros 8kms en Malacatoya. Y me dije “si te gusta, tenés que aprender”. Gracias
a Dios conozco a Adrián Blanco y a La Escuelita Runners quienes
han sido un enorme regalo, y aunque me falta aprender, y no me gusten las
series de fuerza ni de velocidad, disfruto montón correr y quiero seguir
buscando cada rayo del amanecer que me regalan las carreras de mañanita
Regresando a la reflexión de este post, no es
cuántos kilómetros corremos, o con cuánto peso entrenamos, para mi está siendo
mas de disfrutar el proceso, de esforzarme cada vez por progresos, no por
perfección, de la búsqueda de firmeza en el cuerpo pero más importante aún de
felicidad en el.
El ejercicio se
ha convertido en mi terapia diaria.
Y como todos sabemos, debemos comer bien,
movernos diario, hidratarnos, dormir lo necesario, y amar nuestro cuerpo. Este
último me cuesta también, y toca entender que ser lindas o sexys no es ser una
talla o un número en la pesa, ¡es actitud!
Tengo muchas ganas también de hacer ciclismo, mountaineering, y todo lo que me haga sentir confianza en mi propia piel.
Para terminar, cito textual las palabras que una
vez escuché decir a Adrián al grupo, “Y
si no te valorás vos mismo, ¿Quién lo hará por vos?
No hay comentarios:
Publicar un comentario